Última Actualización: 09/Junio/2018

A ver si se acuerdan de algún compañero del kinder/primaria primaria, cuyos padres neo-liberales, le prohibían ver televisión en favor de actividades diurnas al aire libre.

Ese mismo compañerito que, forzado por la voluntad de sus padres, se quedaba fuera de las discusiones de quien era el ‘Chico del Pórtico’, episodio de Hey Arnold en Nickelodeon, o quien podía decir ‘Omelette du Fromage’ durante un día entero, como le pasó al Dexter en El Laboratorio de Dexter de Cartoon Network.

Imaginen entonces, a ese alguien que crece alrededor de ti, sin entender ninguna referencia ni haber tenido acceso al contenido del tema central de discusión del recreo. Eventualmente te parece menos agradable convivir con el, si inevitablemente ‘encajas’ con el selecto grupo de conocedores de la programación televisiva.

Yo nunca fui ese niño, ni me interesó salir de esa exquisita zona de comfort en donde difícilmente te tenias que esforzar por apreciar otras perspectivas.

Pero uno crece, y para mi fortuna (o desgracia), tengo exactamente la mísma edad que el último invento de la humanidad que cambió al mundo. *Gracias Sir Tim Berners Lee.

Ahora ver Nickelodeon y Cartoon Network se convirtió en navegar por Youtube. Y cualquiera que tenga un dispositivo medianamente capaz de conectarse a una red pública, puede regresar a ver cuantos episodios quiera de todas las series que han existido en cualquier canal de la televisión de los 90’s

Pero hace unos ayeres, en esos preciosos momentos de descubrimiento, recuerdo bien lo maravilloso que me pareció el concepto de Facebook y también como inmediatamente se volvió un tema a tratar entre mis ya post-pubertos compañeros educandos. Ahí caí en cuenta que enterarse de ‘lo último’ era cuestión de abrir la sesión, buscarle un poco, quizá a traves del amigo de un amigo, o algún timeline ajeno, y listo, a cargarse con la aclamada actualidad.

Ya estaba más difícil que alguien no se enterara de algo. Y eso era incluyente, y hasta cierto punto, positivo. Es decir, recuerdo que en los inicios de la plataforma, alguien en mi generación cometió el error de invitar a todas a su cumpleaños, en un evento público, por Facebook. Lo que empezó con un error, terminó siendo una de las mejores reuniones de la preparatoria.

Imagínense ahora si el niño del recreo de primaria hubiera podido enterarse de que estábamos hablando usando Facebook. Quizá sus padres no le hubieran dado algún dispositivo en casa, pero inevitablemente tendría acceso con el smartphone de algún otro compañero, y todos compartirían su conocimiento !

Ahora, esta visión de la plataforma Facebook, perduró durante los años consecutivos y gracias a la misma, conocí gente, me acordé de muchos cumpleaños, asistí a eventos, conseguí trabajo, y sobretodo mantuve contacto con mis allegados.

Era obvio que algo tan bueno, iba a crecer mucho y muy rápido. Pero nadie sabía bien como moverse entre ese ente cada día más masivo, ni había reglas concretas para ese ascenso desmedido (o al menos eso pensábamos), así que todos hicimos lo mejor que sabemos hacer; Hablar de nosotros mismos.

Facebook empezó a preguntarnos más cosas. Se empezó a notar la sed por la información personal y la privacidad y ya no solo eran amigos, eventos y noticias.

Facebook se convirtió en un torrente imparable de información cuyo objetivo es robarnos la mayor cantidad de atención posible con la promesa de otorgarnos a cambio esa ‘actualidad’ que todos ya poseen en los dedos. Ah, y ocasionalmente venderte cosas entrelineas.

Bueno… entrelineas es una aseveración optimista. Facebook se ha dedicado a conocerte a profundidad, para venderte lo más que se pueda, y lo hace tan bien, que el nivel de detalle con el que está construido tu perfil psicométrico, nunca había existido antes, y ante los ojos de los gobiernos y las empresas, representa una oportunidad en masse de conseguir lo que quieren respectivamente: poder y riqueza.

Tan solo vean lo que a Facebook le interesa saber de ti (de entre las más raras y ridículas):

  • Afinidad Étnica.
  • Valuación de Bien Inmueble.
  • Cantidad de Líneas Crediticias.
  • Preferencia de Mascotas.
  • Tipo de Sangre

Es asombroso pensar que a pesar de que Facebook es una empresa privada, el grueso de los usuarios están dispuestos a entregar su información personal, con la que ha logrado construir un imperio de US $355,000,000,000.00. Y no parece que se vaya a ir pronto. O si?

En Marzo de este año, un ex-empleado de Cambridge Analytica declaró haber utilizado la información de ~87 Millones de usuarios de Facebook para manipular la opinión y favorecer la carrera política de Donald Trump.

Cuando conecté los puntos, me causó terror y me senti susceptible. Y todo para qué? Revisé bien mis prioridades, comprendí que Facebook ya no era ese hub social amigable, y me di cuenta que:

  • Desperdiciaba 2-3 hrs diarias
  • Tenía discusiones banales con extraños
  • Dañaba mis habilidades de comunicación
  • Estaba recibiendo información:
    • Inútil
    • Falsa
    • Llena de Comerciales
    • Deprimente
  • Se estaba comiendo mis ganas.

Así que de un día para otro, voluntariamente decidí convertirme en ese niño que no se lo tiene todo actualizado todo el tiempo. Así que:

  1. Hice una copia de mis datos Tutorial
  2. Fui a Delete My Account
  3. Esperé 2 semanas sin meterme de nuevo
  4. Eliminé mi cuenta.

Aveces extraño esa sensación recomfortante de no tener que decidir ni pensar por mi mismo, de compartir cualquier cosa con la esperanza de generar un vinculo virtual y sobretodo de la validación ante una comunidad que espera saber de mi.

Sin embargo, hace 3 Meses que dejé de involucrarme en ese bucle constante de información basura, y puedo asegurar que me quité de un peso enorme. Me siento más tranquilo, y mucho más despejado, pero también, como era de esperarse, tengo una ligera sensación de exclusión que no me deja de solicitar que revise una vez más en que andan mis amigos y mi familia.

Aunque cada vez es más tenue, esa resistencia psicológica no es más que el resultado de la costumbre de picarle ‘f’ y comenzar a consumir contenido.

Esta ha sido una de las mejores decisiones que he tomado de manera tan drástica y espero que quien ha llegado hasta aquí sepa que no puedo parar de recomendar que hay mucho más en la vida que entregarle tu tiempo a un sitio.